Pablo sabe que los inconversos en Tesalónica estaban criticando a Pablo y sus colegas como farsantes. Por esta razón Pablo enfatiza en 1 Tesalonicenses la autoridad que él y los otros apóstoles recibieron de Dios:
- Dios aprobó a los apóstoles y les confió el evangelio (2.4).
- Los apóstoles compartían instrucciones autorizadas por el Señor Jesús (4.2)
- Las personas que rechazan las instrucciones morales de los apóstoles rechazan a Dios mismo (4.8)
- Los que son apóstoles o ministros tienen el derecho de exigir la hospitalidad de los que se convierten por su ministerio, aunque Pablo y sus colegas no se aprovecharon de este derecho (2.6)
- Timoteo también es colaborador de Dios (3.2)
- Dios también ayudó a los apóstoles (2.2)