2.2 para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. 3.4 que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad 3.8 Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas; 3.11 Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.