La doctrina cristiana es capaz de explicar tanto la grandeza de la humanidad como su depravación. Dios nos ha hecho a su imagen, pero el pecado nos ha contaminado. En cambio, muchas religiones y filosofías o son demasiado optimistas, y tienen dificultad en explicar la depravación del ser humano, o son demasiado pesimistas, y tienen dificultad en explicar la grandeza del ser humano y sus grandes logros. Resumen de Thomas Morris, Making Sense of it all, 136.