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La religión es un tema apasionado para muchas personas, tanto para muchas personas ateas o agnósticas como para muchas personas religiosas. Por causa de estas pasiones, es fácil que un diálogo religioso se convierta en pleito, y que la cortesía y la sensibilidad desaparezcan rápidamente en el calor de la discusión. Esta tendencia es aún peor en el Internet, donde la anonimidad de las personas les da incentivo de expresarse en maneras que no usarían en un diálogo cara a cara con otro ser humano. Por estas razones, ofrezco estos siete “derechos” como resumen de las responsabilidades mutuas que necesitamos asumir si queremos platicar sobre la religión con otras personas. Estos son derechos de toda persona de cualquier punto de vista.

1. El derecho de creer

Todos, sin excepción, deben tener el derecho de creer lo que creen, con tal de que el uso de este derecho no viole los derechos fundamentales de las personas que no comparten sus creencias.

Ejemplo:

“Aunque no esté de acuerdo contigo, y aunque no tenga respeto para tus creencias, respetaré tu derecho de creerlas.”

2. El derecho de persuadir

Todos, sin excepción, deben tener el derecho de creer que todos los demás deben creer igual que ellos, y todos deben tener el derecho de persuadir a otros acerca de sus creencias, con tal de que sean sensibles de no seguir cuando su oidor ya no esté dispuesto a seguir dialogando; y con tal de que sean sensibles de no debatir en momentos inapropiados y/o contextos inapropiados.

Ejemplos:

“No te llamaré ‘intolerante’ por creer que debo convertirme a tu religión o a tu punto de vista. Pero te llamaré intolerante si tratas de quitar mi derecho de practicar mi propio punto de vista.”

“Trataré de convencerte de mis creencias, pero si me dices que no quieres platicar del asunto, no te presionaré.”

“No debatiré sobre la religión cuando no es el momento o el lugar apropiado.”

3. El derecho de ser individuos

Todos, sin excepción, deben tener el derecho de ser tratados como individuos con su propia voz, y no ser reducidos a estereotipos. Nadie debe ser tratado como si compartiera toda creencia, práctica, virtud o defecto de todas las personas de la misma religión o filosofía.

Ejemplos:

“No todo Cristiano es fanático, no todo Musulmán afirma el terrorismo, no todo ateo odia la religión.”

“El Bautista con quien conversas no es un clon de los Bautistas que te ofendieron cuando eras jóven.”

4. El derecho de criticar

Todos, sin excepción, deben tener el derecho de expresar su desacuerdo con las creencias y prácticas de otros. También debe tener hasta el derecho de criticar las inconsistencias, reales o percibidas, en las creencias o prácticas de otros. Son sus derechos con tal de que su crítica no llegue a burlas, insultos, y/o una condenación global de las personas con tales creencias y prácticas.

Ejemplos:

“Puedo decir ‘Creo que la teoría del Diseño Inteligente está equivocada por x razones,” pero no es apropiado que diga “Ustedes creacionistas son tontos.”

“Puedo decir, “Creo que la evolución se basa en un argumento irracional, por x razones,” pero no es apropiado decir “Los evolucionistas son absurdos.”

5. El derecho de responder a críticas

Todos, sin excepción, deben tener el derecho de defender sus creencias y prácticas contra las críticas de otros, con tal de que su defensa responda a las ideas presentadas en la críticas, sin llegar a burlas, insultos, y/o una condenación global de las personas que los critican.

Ejemplo:

“Es apropiado decir, ‘No, estás equivocado, mi argumento tiene sentido, por x razones,” pero no es apropiado decir cosas como “Tú tienes un amigo imaginario, así que eres irracional y no puedes pensar de manera científica” o “Oye, despreciable pagano, sólo me opones porque quieres promover tu agenda a favor de los gay.”

6. El derecho de ser evaluados por sus ideas, no por su forma de expresarse

Todos, sin excepción, deben tener el derecho de ser evaluados por el contenido de sus ideas sin ser rechazados o burlados por sus errores de ortografía, estilo o gramática.

Ejemplos:

“Si corrijo tu puntuación, lo haré con cortesía.”

“Tomaré las ideas de otros en serio, aún cuando no las puede expresar perfectamente.”

“No usaré los errores gramaticales de otros como pretexto para descontar sus argumentos, y tampoco como señal de que no tienen la verdad.”

7. El derecho de corregirse y seguir dialogando

Todos, sin excepción, deben tener el derecho de ser perdonados por los errores y ofensas que hayan cometido en el diálogo, si se disculpen y demuestren que han aprendido y han cambiado su forma de ser.

Ejemplo:

“Esta persona fue ofensiva en su comentario en el diálogo hace un mes. Pero reconoce su error. Así que no debo usar su comentario anterior como evidencia contra las ideas que presenta hoy.”