«...la felicidad no es más que el amor a lo que somos, a lo que tenemos, a lo que hacemos.» - André Comte-Sponville, Las más bellas reflexiones sobre la vida, 11. Las palabras ‘felicidad’ y ‘gozo’ se usan por muchos como sinónimos, y muchos creen que saben el significado de estas palabras, hasta que uno les pide una definición. En realidad hay varias cosas que las personas llaman ‘felicidad’: La Biblia es un libro gozoso: la Biblia tiene varias palabras para la felicidad y el gozo, y las usa frecuentemente. Las palabras hebreas se transcriben como simha, gil y hedad. Las palabras griegas incluyen agalliasis, asmenos, gelos, euphrosyne, eudaimoneo, hedeos, hilaros, makarios, skirtao y chara, y podríamos añadir los términos asociados que derivan de estas palabras. - Dictionary of Later New Testament and Developments, “Joy”; New Dictionary of Biblical Theology, “Joy”. “Feliz” (bienaventurado) es la primera palabra del libro de los Salmos. - Dictionary of Scripture and Ethics, “Happiness”. De los cuatro Evangelios, Lucas tiene casi dos veces el número de referencias al gozo (36 referencias) que Juan, que queda en segundo lugar con 20 referencias. El segundo tomo de Lucas, el libro de Hechos, también tiene muchas referencias al gozo. En contraste, Marcos es el Evangelio menos gozoso: solo tiene tres referencias al gozo, y dos de estas son referencias negativas (personas que reciben la palabra con gozo pero después recaen). - Dictionary of Jesus and the Gospels, “Joy”. El discurso de despedida de Jesús a sus discípulos en Juan 13-17 contiene varias referencias al gozo: Dictionary of Jesus and the Gospels, “Joy”. Texto bíblico: Reina Valera Revisada (1995) Bible Text (Miami: Sociedades Biblicas Unidas, 1998). La Biblia nos manda a regocijarnos y deleitarnos en el Señor. “Qué extraño mandamiento, ¿no? Estarás feliz, o estarás en problemas….” - Rob Bell, Velvet Elvis, 35. Jesús y los escritores del Nuevo Testamento repetidamente insisten que los Cristianos deben regocijarse en las pruebas que enfrentan (particularmente la persecución), no solamente regocijarse a pesar de ellas sino también precisamente por causa de ellas (Mt 5.10-12, Ro 5.3, Stg 1.2-3, 1 P 1.6-8). Y los apóstoles practicaron lo que predicaron al respecto. Por ejemplo, vemos a Pablo y Silas cantando en sus celdas en la cárcel en Filipos en Hechos 16.25. Y la carta más gozosa del apóstol Pablo, Filipenses, fue escrita desde la cárcel. En esa carta Pablo ordena a los Filipenses más de una vez a que se regocijen en el Señor (3.1, 4.4). Y Pablo mismo se regocija en el Señor (4.10) y expresa su profundo contentamiento que no depende de las circunstancias en que se encuentra (4.11-13). En Gálatas 5.22, el gozo es considerado una cualidad de carácter, un fruto que el Espíritu Santo produce en nuestras vidas. Y es el segundo de la lista del fruto del Espíritu, inmediatamente después del amor. - Dictionary of Paul and his Letters, “Joy”. Desde por lo menos el tiempo de Eclesiastés, los grandes pensadores han notado que cuando una persona pone la felicidad como la meta de su vida, se termina vacía e infeliz. La felicidad no es algo de buscar sino algo simplemente de recibir y celebrar cada vez que entra a la vida de uno. Considere esta pregunta para la reflexión que Platón consideró hace muchos siglos: Si pudiera pasar su vida haciendo nada excepto sentir el placer de rasgar un picazón sin parar, ¿estaría feliz? Platón llegó a una conclusión negativa, que lo que deseamos es que el picazón deje de estorbarnos, aunque el acto de rasgarlo nos trae el placer del alivio. Pero ¿cuántas personas prefieren retenter los ‘picazones’ en sus vidas (las adicciones, las obsesiones, etc), en lugar de ser curadas? Una famosa tradición reformada del siglo XVI puso el gozo al mero centro del significado de la vida. El Catecismo Mayor de Westminster dice que “El fin principal y más noble del [ser humano] es el de glorificar a Dios, y gozar de él para siempre.” Muchos de los gozos más grandes de la vida son momentos de alivio del sufrimiento: rasgar un picazón, sentir calor después de estar en el frío, triunfar después de muchos fracasos. Y cuando somos prósperos por mucho tiempo, nuestra prosperidad nos da menos y menos felicidad, porque nos acostumbramos a ella. Surge la pregunta: ¿Es la experiencia de la felicidad dependiente de la adversidad? Si hubiera una situación sin ninguna adversidad (p. ej. el cielo), ¿llegaría a ser aburrida y sin gracia? Los filósofos han llegado a conclusiones contradictorias acerca de la felicad y como obtenerla: El Hedonismo y el Epicureísmo son dos filosofías antiguas que enseñaban que el placer debe ser la meta principal de la vida. Pero el Hedonismo se enfocaba más en maximiar la experiencia del placer, mientras el Epicureísmo, por lo menos en su forma original, se enfocaba también en minizar el desagrado y el dolor. Así que un hedonista podría buscar los placeres físicos de las orgías sexuales y las borracheras, pero un Epicureísta buscaría los placeres sencillos de, por ejemplo, la amistad y la jardinería, porque decía que el uso descontrolado de la sexualidad y del consumo de alcohol agitaba el alma y traía consecuencias dolorosas. El utilitarismo es una filosofía que dice que las personas deben vivir de una manera para traer la máxima cantidad de felicidad al máximo número de personas. Una objeción al utilitarianismo es que frecuentemente uno no puede saber de antemano la cantidad de felicidad que una acción traerá, así que no es una guía útil para la toma de decisiones cotidianas. Otra crítica es que los diferentes tipos de felicidades son difíciles de comparar: “¿Cómo comparas los placeres de los diferentes dominios? ¿Cuántas duchas calientes dan la misma cantidad de placer de un concierto? ¿Es el placer de escuchar un chiste gracioso mayor al placer provisto de un día soleado?” - La cita es de Nicholas White, A Brief History of Happness, número de página desconocido. “La felicidad no viene de tener mucho de qué vivir, sino de tener mucho para qué vivir.” - Atribuido a Tyrone Edwards, fuente desconocida. La Declaración de Independencia de los Estados Unidos dice que la búsqueda de la felicidad es un derecho inalienable de toda persona. Pero ¿debemos como seres humanos buscar la felicidad? Según un artículo acerca de la felicidad, la búsqueda de la felicidad como fin en si mismo “tiende a debilitar los lazos entre las personas y denigar la preocupación social y corporativa. Esto pone a las personas mutuamente en contra, en competición para los recursos de una felicidad individualmente perseguida.” - Dictionary of Pastoral Care and Counseling “Happiness”, 494 “‘…el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado’ (Proverbios 14.21). La generosidad produce contentamiento. Tener la compasión que impulsa a uno a responder a las necesidades de los desposeídos y los que no pueden reciprocar es conocer la calidad de vida que Dios mismo posee.” - Fuente: Evangelical Dictionary of Theology, “Happiness”, p. 493 Hay toda una área de investigación académica llamada “La economía de la felicidad” que intenta investigar, medir y promover la felicidad a un nivel societal. Según Pascal, «Todos los hombres buscan la manera de ser felices. Esto no tiene excepción...Es el motivo de todos los actos de todos los hombres, hasta de aquellos que se ahorcan.» - André Comte-Sponville, La felicidad, desesperadamente, 11.