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Tradicionalmente la iglesia ha considerado los primeros cinco libros de la Biblia como una unidad, el Pentateuco o el Torá.

Génesis - Éxodo - Levítico - Números - Deuteronomio

Pero muchos han notado que Deuteronomio termina sin resolución. Israel no ha llegado a su tierra prometida. Están al borde de Canaán en una narrativa sin término, como algunas películas o programas terminan con las palabras “Para concluirse” o “Espere el siguiente episodio.”

Por esta razón Gerhard von Rad propuso la idea de un “Hexateuco”, una unidad de seis libros que termina con el libro de Josué. Josué lleva los Israelitas a su tierra en cumplimiento de las promesas a los Patriarcas.

Génesis - Éxodo - Levítico - Números - Deuteronomio - Josué

Otros eruditos han notado que toda la narrativa histórica hasta 2 Reyes utiliza vocabulario del libro de Deuteronomio. Ellos proponen que estos libros (Deuteronomio hasta 2 Reyes) forman una “Historia Deuteronómica” y son una unidad.

Génesis - Éxodo - Levítico - Números - Deuteronomio - Josué - Jueces - Rut - Samuel - Reyes

Además, se ha notado que todos los libros de esta historia avanzan la narrativa pero también incluyen pistas de problemas que ocuparán el próximo libro en la cadena:

  • La conquista es incompleta al final del libro de Josué. El siguiente libro, Jueces, avanza esta conquista.
  • El libro de Jueces termina diciendo que cada uno hacía lo que le parecía bien, porque no hubo rey. La selección de un rey es un tema importante para el siguiente libro, 1 Samuel.

2 Reyes también termina con una nota que busca resolución. Jerusalén ha sido destruida y los Israelitas con su rey están en exilio. Necesita los libros posexilícos para traer resolución a la historia de exilio.

Pero la promesa universal en Gen. 12, que es la repuesta de Dios al problema universal de Génesis 1-11, no se resuelve dentro del AT. Ni se puede decir que el exilio se ha terminado en el tiempo de Esdras y Nehemías. En estos libros, los Israelitas están en la tierra y han reconstruido el templo, pero la gloria de los días de David y Salomón no ha vuelto, y los Israelitas son dominados por otras naciones. El AT busca mas allá de si mismo, esperando una infusión de las naciones a Sión (Isa. 2), un Siervo o Mesías (Isa), un Nuevo Pacto (Jer. 31), un derramamiento del Espíritu de Dios (Jer, Ezeq) y una nueva creación (Isa).

El AT requiere el NT como un complemento, como una resolución final. En el NT Dios ofrece un evangelio que cumple con la promesa a Abraham de bendecir a las naciones (compara Gen. 12.3 con Gal. 3.14), que resuelve el problema del pecado de Adán (compara Gen. 3 con Romanos 5.12-21), y promete una resolución final cuando la muerte misma será eradicada (Gen. 2.17 con 1 Cor. 15.54-55).

Las narrativas del NT exhiben este mismo estilo de incumplimiento.

  • Marcos termina con los discípulos con miedo, Lucas escribe otro tomo, y en Juan, Cristo promete el Consolador. Tenemos que esperar a Hechos para la resolución y el cumplimiento.
  • Hechos termina con el apóstol Pablo encarcelado.

La forma de estos libros canónicos siempre nos deja con la idea que Dios no ha terminado todavía, que falta algo. En nuestras enseñanzas no debemos dar la impresión de que Cristo va a resolver todos los problemas de las personas cuando se convierten. Tenemos una fe inquieta que está en camino, no una fe que está completamente contenta:

“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” (Fil. 3.12-14, RV60).

Algunas de estas ideas vinieron de: John Goldingay, Old Testament Theology. (Downer’s Grove: IVP, 2003), 29-35.