Algunos Cristianos limitan su concepto del evangelismo a las palabras que proclamamos. Pero predicamos también a través de nuestros hechos: cuando oramos por las personas, cuando vivimos una vida intachable delante de ellos, cuando servimos a los demás.

Por un lado, debemos reconocer que nuestros hechos promueven el evangelismo y apoyan las palabras que proclamamos. No debemos debilitar el evangelismo por no practicar lo que predicamos. Por otro lado, tampoco debemos limitar el evangelismo a los hechos sin compartir de manera verbal las buenas nuevas que nos inspiran a estas buenas obras. Tanto la proclamación como la conducta son ingredientes esenciales. Seamos introvertidos o extravertidos, debemos buscar la combinación de palabras y hechos que coordina bien con nuestra personalidad.

El autor John Dickson distingue entre la actividad específica de 'proclamar' el evangelio con palabras, y la categoría más amplia de 'promover' el evangelio, que incluye cualquier actividad que atrae a otras personas a Cristo. - Dickson, John. 2010: Kindle 248. ^bib

Los hechos y el evangelismo en la iglesia primitiva

«Hablando humanamente, nadie lo habría pensado posible traer a las naciones a la adoración de Dios por medio de sencillos actos de bondad. ¿Cómo podrían las buenas obras cambiar un dominio tan poderoso como el imperio romano, mucho menos el mundo entero?» - Dickson, John. 2010: Kindle 1314. ^bib

En 362 d.c., el emperador Juliano escribió con disgusto acerca de los Cristianos, porque habían crecido en el imperio romano por medio de sus actos de benevolencia (la visitación de los prisioneros, la hospitalidad, etc). Juliano propuso que los templos paganos imitaran a los Cristianos en hacer el bien, para recuperar el terreno que el paganismo había perdido al Cristianismo en su tiempo. Pero ya era demasiado tarde. - Dickson, John. 2010: Kindle 1332. ^bib

Ojo: Este artículo debe considerarse 'en construcción' - puede ser que el autor añada más información en el futuro.