Parece que hubo esta crítica del Cristianismo de parte de algunos Judíos del primer siglo: “Jesús no podía ofrecerse como sacrificio en la cruz porque no era sacerdote legítimo. Los sacerdotes vienen de la tribu de Leví, pero Jesús vino de la tribu de Judá. Así que la cruz no significa nada. Solo era la muerte de un farsante.” El autor de Hebreos escucha esta crítica y estudia las Escrituras para la respuesta. Se da cuenta que Salmo 110 es un salmo mesiánico. Y en este salmo, encuentra estas palabras de Dios al Mesías: “Juró Jehová y no se arrepentirá: «Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec».” De esta declaración, el autor deduce cuatro cosas: De los Salmos el autor pasa a Génesis 14 para aprender algo más acerca de Melquisedec. Encuentra los siguientes datos: Melquisedec no tiene principio ni fin, por lo menos explicitamente. Esto apoya lo que dice Salmo 110, que el sacerdocio de Melquisedec es eterno. La única cosa que el autor puede concluir cuando compara Gen. 14 con Sal. 110 es que Melquisedec no tiene principio (padres) o fin (muerte). De alguna forma misteriosa, Melquisedec es un sacerdote eterno. Después de reflexionar, el autor deduce otra cosa: Levi estuvo dentro de las entrañas de Abraham cuando Abraham ofreció su diezmo, y cuando fue bendecido por Melquisedec. Esto quiere decir que Melquisedec tiene más autoridad religiosa que Leví. Su sacerdocio tiene mas autoridad que el de Leví. Así que Génesis relata algo que sucedió siglos antes del sacerdocio levítico en la ley de Moisés, y Salmo 110 fue escrito siglos después de la ley. Y estos dos textos del Antiguo Testamento se concuerdan que: Jesús, el sacerdote según el orden de Melquisedec, reemplaza al sacerdocio levítico: La aplicación del autor de Hebreos para sus lectores viene en 10.19-25: Tenemos acceso directo con Dios por medio de este sacerdote perfecto. Así que debemos acercarnos a Dios con confianza y ayudarnos mutuamente para no perder la fe bajo la persecución. Fuente: estudio personal del autor.