Hay evidencia fascinante y abundante que Lázaro, no Juan, fue el discípulo anónimo que Jesús amaba (es decir, que Lázaro fue el autor del cuarto Evangelio): El Evangelio dice explícitamente - ¡tres veces! (11.3, 11.5, and 11.36) - que Jesús amaba a Lázaro. La resurrección de Lázaro ocupa un lugar céntrico en el libro. Es la más grande de las señales en el Evangelio. Ocurre en el centro del libro. Actúa como transición entre la primera mitad del libro y la segunda. Es el catalizador del complot para asesinar a Jesús. El discípulo amado no aparece explícitamente hasta 13.23, durante la cena en el aposento alto. Casi todos los eventos en el Evangelio de Juan ocurren en o cerca de Jerusalén, no en Galilea. Y el autor conocía al sumo sacerdote. Estos datos tendrían sentido si el autor fuera Lázaro, que vivía en Betania, cerca de Jerusalén. Estos datos no tendrían tanto sentido si el autor fuera Juan, un pescador de Galilea. Si Lázaro fue el discípulo amado, eso explicaría por qué se omite la historia del huerto de Getsemaní en el Evangelio de Juan: Lázaro no estuvo presente. Los Evangelios indican que todos los doce discípulos abandonaron a Jesús cuando fue arrestado. En Juan 19.26-27 vemos el discípulo amado al lado de Jesús. Estas dos afirmaciones se contradirían si el discípulo amado fuera Juan, pero no si fuera Lázaro, porque Lázaro no fue uno de los doce. En Juan 19.27 el discípulo amado tomó a la madre de Jesús para que viviera en su casa. En Hechos 1.14 encontramos a María viviendo, no en Galilea, donde la esperaríamos si viviera en la casa de Juan, sino en Jerusalén. Si Lázaro fuera el discípulo amado, y si María viviera con él, ella estaría muy cerca de Jerusalén. Sería más conmovedora la referencia a los lienzos en Juan 20.6-7 si el discípulo que los vio había sido bendado en lienzos similares en 11.44. Juan 21.23 indica que algunos pensaban que el discípulo amado no moriría. Este detalle tendría más sentido si el discípulo fuera Lázaro, porque Lázaro ya había sido resucitado de la muerte. Witherington propone otra teoría interesante: Witherington también plantea una teoría para explicar como el nombre de Juan llegó a asociarse con este Evangelio: aunque Lázaro fue el discípulo amado, Juan fue el principal redactor de la versión final, el que escribió Juan 21.24. Podemos añadir también hay otros problemas con la teoría que Juan el hijo de Zebedeo fue el discípulo amado: Fuentes: R. Alan Culpepper, The Gospel and Letters of John. (Nashville: Abingdon, 1998); Ben Witherington III, What's in the Word?: Rethinking the Socio-Rhetorical Character of the New Testament. (Waco, TX: Baylor University Press), 77-87.