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Hay evidencia fascinante y abundante que Lázaro, no Juan, fue el discípulo anónimo que Jesús amaba (es decir, que Lázaro fue el autor del cuarto Evangelio):

El Evangelio dice explícitamente - ¡tres veces! (11.3, 11.5, and 11.36) - que Jesús amaba a Lázaro.

  • "Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo." (Juan 11.3)
  • "Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro." (Juan 11.5)
  • "Jesús lloró. Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba." (Juan 11.35-26)

La resurrección de Lázaro ocupa un lugar céntrico en el libro. Es la más grande de las señales en el Evangelio. Ocurre en el centro del libro. Actúa como transición entre la primera mitad del libro y la segunda. Es el catalizador del complot para asesinar a Jesús.

El discípulo amado no aparece explícitamente hasta 13.23, durante la cena en el aposento alto.

  • "...nótese que en ninguna parte de Juan 13 se dice que esta comida se llevó a cabo en Jerusalén. Podría igualmente haberse llevado a cabo en Betania, y esto ni siquiera necesita ser un relato de la cena de la Pascua. De hecho Juan 13.1 dice que fue una comida que se llevó a cabo antes de la comida de la Pascua....En Juan 11, hay una referencia a un discípulo amado llamado Lázaro. En Juan 12, hay una mención de una comida en la casa de Lázaro. Si alguien estaba escuchando estos relatos en este orden sin acceso a los Evangelios Sinópticos, sería natural concluir que la persona reclinando con Jesús en Juan 13 fue Lázaro. Hay otra buena razón para hacerlo también. Era la costumbre en este tipo de comida que el anfitrión se sentara con o al lado del huésped de honor. La historia tal como se relata en Juan 13 implica, entonces, que el discípulo amado es el anfitrión. Pero esto a su vez implica que él debe tener una casa cerca de Jerusalén. Esto a su vez probablemente elimina a todos los discípulos galileos." (Witherington, 82)

Casi todos los eventos en el Evangelio de Juan ocurren en o cerca de Jerusalén, no en Galilea. Y el autor conocía al sumo sacerdote. Estos datos tendrían sentido si el autor fuera Lázaro, que vivía en Betania, cerca de Jerusalén. Estos datos no tendrían tanto sentido si el autor fuera Juan, un pescador de Galilea.

Si Lázaro fue el discípulo amado, eso explicaría por qué se omite la historia del huerto de Getsemaní en el Evangelio de Juan: Lázaro no estuvo presente.

Los Evangelios indican que todos los doce discípulos abandonaron a Jesús cuando fue arrestado. En Juan 19.26-27 vemos el discípulo amado al lado de Jesús. Estas dos afirmaciones se contradirían si el discípulo amado fuera Juan, pero no si fuera Lázaro, porque Lázaro no fue uno de los doce.

En Juan 19.27 el discípulo amado tomó a la madre de Jesús para que viviera en su casa. En Hechos 1.14 encontramos a María viviendo, no en Galilea, donde la esperaríamos si viviera en la casa de Juan, sino en Jerusalén. Si Lázaro fuera el discípulo amado, y si María viviera con él, ella estaría muy cerca de Jerusalén.

Sería más conmovedora la referencia a los lienzos en Juan 20.6-7 si el discípulo que los vio había sido bendado en lienzos similares en 11.44.

Juan 21.23 indica que algunos pensaban que el discípulo amado no moriría. Este detalle tendría más sentido si el discípulo fuera Lázaro, porque Lázaro ya había sido resucitado de la muerte.

Witherington propone otra teoría interesante:

  • Hay una supuesta contradicción entre el relato de la unción de Jesús en Marcos 14.3-11 y el relato del mismo suceso en Juan 12.1-11. Marcos dice que fue en la casa de Simón el leproso, y Juan dice que fue en la casa de María, Marta y Lázaro.
  • Witherington propone que Simón el leproso fue el padre de María, Marta y Lázaro.
  • Esto eliminaría la supuesta contradicción.
  • Esto explicaría también por qué estos tres hermanos vivían juntos en lugar de casarse y formar sus propias familias: su padre había sido leproso (y posiblemente alguno de ellos también), causando que todos ellos sean inmundos. La gente no se acercaría a ellos para no ser innmundos.

Witherington también plantea una teoría para explicar como el nombre de Juan llegó a asociarse con este Evangelio: aunque Lázaro fue el discípulo amado, Juan fue el principal redactor de la versión final, el que escribió Juan 21.24.

Podemos añadir también hay otros problemas con la teoría que Juan el hijo de Zebedeo fue el discípulo amado:

  • El Evangelio enfatiza la importancia de los testigos oculares, pero el Evangelio no incluye ninguna de las historias de los Evangelios Sinópticos acerca de los hijos de Zebedeo. Si el autor hubiera sido Juan, seguramente habría usado estas historias para recordar a sus lectores que él mismo fue testigo ocular.
  • Los hijos de Zebedeo apenas se mencionan brevemente en Juan 21.2.

Fuentes: R. Alan Culpepper, The Gospel and Letters of John. (Nashville: Abingdon, 1998); Ben Witherington III, What's in the Word?: Rethinking the Socio-Rhetorical Character of the New Testament. (Waco, TX: Baylor University Press), 77-87.