El reporte de 1968 de la Iglesia Cristiana Reformada de Norteamérica acerca de la liturgia identificó cuatro características principales para evaluar la el culto:
- El culto debe ser bíblico. El culto debe llevarse a cabo únicamente con prácticas con base bíblica.
- El culto debe ser católico. Nuestras prácticas en el culto deben tomar en cuenta y respetar la tradición del cuerpo de Cristo en todo lugar y en todo siglo. No hay lugar en la liturgia para el individualismo o el afán para lo novedoso.
- El culto debe ser confesional. Las iglesias que se someten a una o más confesiones doctrinales deben adorar a Dios en maneras que se conforman a las creencias y confesiones establecidas por la iglesia.
- El culto debe ser pastoral. El culto debe dirigirse a las necesidades actuales de los congregantes.
El presente autor añadiría otras características para evaluar el culto:
- El culto debe ser doxológico. El culto, obviamente, debe glorificar a Dios.
- El culto debe ser hospitalario. El culto no debe excluir a las personas porque Dios invita y da la bienvenida a todos. El culto, entonces, no debe ofender o incomodar innecesariamente a las personas o grupos representados, con la excepción de la ofensa o incomodidad producida por las demandas del evangelio.
- El culto debe promover la unidad. No se debe usar los estilos litúrgicos (tradicionales o contemporáneos) como armas para dividir el cuerpo de Cristo.