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1.15Decía: «El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepentíos y creed en el evangelio!».
4.11Y les dijo: - A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; pero a los que están fuera, por parábolas todas las cosas
4.26-29Decía además: «Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra. Duerma y vele, de noche y de día, la semilla brota y crece sin que él sepa cómo, porque de por sí lleva fruto la tierra: primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga; y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado».
4.30-32Decía también: «¿A qué compararemos el reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra, pero después de sembrado crece y se hace la mayor de todas las hortalizas, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo pueden morar bajo su sombra».
9.1También les dijo: - De cierto os digo que algunos de los que están aquí no gustarán la muerte hasta que hayan visto que el reino de Dios ha venido con poder.
9.47Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo, porque mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser arrojado al infierno....
10.14-15Viéndolo Jesús, se indignó y les dijo: - Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
10.23-25Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: - ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: - Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios a los que confían en las riquezas! Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
12.32-34Entonces el escriba le dijo: - Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios y no hay otro fuera de él; y amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios. Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: - No estás lejos del reino de Dios.
14.25De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios.

v.t. otras referencias al reino de Dios en 11.10 y 15.34. Texto bíblico: Reina Valera Revisada (1995) Bible Text (Miami: Sociedades Biblicas Unidas, 1998)