Las ilustraciones se encuentran en tres lugares del sermón, con diferentes propósitos: Un peligro de las ilustraciones es cuando un predicador se enamora tanto de las ilustraciones que usa demasiadas, y el oidor se enfoca en las ilustraciones y no puede ver la conexión entre ellas. En lugar de ser un hilo con perlas, llega a ser una colección de perlas sin el hilo necesario para ordenarlas. Fuente: resumen de Plantinga, Reading for Preaching, 39. Un peligro de las ilustraciones largas es que pueden apoderarse del sermón por ser muy largas. Al final de una ilustración larga es necesario ayudar a los oidores fijar su atención nuevamente al tema principal. Fuente: resumen de Plantinga, Reading for Preaching, 40. Un peligro de una ilustración corta o breve es que muchas veces la sacamos de su contexto, y a veces nuestros oidores no saben el contexto original. Por desconocer el contexto original, los oidores podrían permanecer confundidos o hasta malinterpretar la ilustración. Fuente: resumen de Plantinga, Reading for Preaching, 40.