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Un predicador inteligente y apasionado

C. H. Spurgeon escribió que debe de haber un equilibrio entre luz (conocimiento) y fuego (pasión) en el sermón. Algunos predicadores son mucha luz y poco fuego [eruditos pero fríos], y otros son mucho fuego y poca luz [gritan y se enojan, pero sin base bíblica o racional].

Fuente: Un resumen de Spurgeon, citado en Stott, The Living Church, 115.

Un predicador abierto

Sinclair B. Ferguson escribe de una abertura triple del predicador, con base en 2 Corintios:

  1. Pablo estuvo abierto, expuesto, transparente ante Dios: «pero a Dios le es manifiesto lo que somos;»
  2. Pablo abrió su corazón a las personas a las cuales él ministraba: «Hermanos corintios, les hemos hablado con toda franqueza; les hemos abierto de par en par nuestro corazón.» (NVI)
  3. Pablo estuvo abierto a la verdad. «no actuamos con engaño ni torcemos la palabra de Dios. Al contrario, mediante la clara exposición de la verdad, nos recomendamos a toda conciencia humana en la presencia de Dios.»

Ferguson escribe, «...la cosa más esencial para el predicador seguramente es el hecho de que algo ha sucedido en su propio corazón; su corazón ha sido abierto y expuesto ante Dios por su Palabra. Él, como consecuencia, expone su corazón ante las personas a quienes ministra. Y dentro de ese contexto, la meta que tiene es la de exponer la verdad de la Palabra de Dios para que los corazones de los que lo oyen son abiertos verticalmente a Dios y horizontalmente unos a otros.»

Fuente: Sinclair Ferguson en Don Kistler, Feed My Sheep, 103-104.