John Piper dice que la predicación regular acerca del sufrimiento sirve para ayudar en la consejería pastoral en momentos de sufrimiento: «Predica toda la verdad acerca del sufrimineto y la bondad soberana de Dios mientras que sea día, y cuando viene la noche y te paras al lado de la sangre de la víctima del suicidio, o el cadáver pálido y frío de un niño de un año, no tendrás que decir nada. Será un tiempo para abrazar. En ese momento los santos que sufren serán agradecidos que tu sufrimiento te ha enseñado a predicar las cosas difíciles y después, en el momento preciso, guardar el silencio.» Fuente: Piper en Don Kistler, Feed My Sheep, 145.