N. T. Wright sugiere que Romanos sútilmente subvierte el abuso del poder de César, el emperador romano, en varias maneras: El cumpleaños de César fue proclamado como εὐαγγέλιον, buenas nuevas. En cambio, Pablo insiste que la llegada del Rey Jesús es el verdadero evangelio (1.1). Según los romanos, el emperador era el κύριος, el Señor o Amo del mundo. En cambio, Pablo predicó a Cristo como el Señor (1.3-4, 10.9-10). “Pablo se consideraba a si mismo como un heraldo judío a los gentiles, embajador del Rey de Israel, extendiéndo el reino de su Señor, iniciando células de personas leales a Jesús, personas que manifiestan su lealtad por su unidad a través de líneas étnicas y culturales.” La llegada del emperador a una colonia o provincia se llamaba su parousia. Pablo anuncia la greek{παρουσίᾳ, la venida, de Jesucristo (no en Romanos). Algunos escritores romanos decían que su ciudad tenía un nombre secreto, AMOR (la palabra 'Roma' escrita al revés). Pablo explica que hay un amor mucho más duradero, el amor de Dios (8.38-39). Este amor es más poderoso que cualquier poder o dominio como el de César. Este amor ayuda a los cristianos a enfrentar cualquier persecución (8.35). Las historias de Isaac e Ismael, y Jacob y Esaú, (9.10-13) recordarían a los Romanos de las historias de la fundación de Roma—las leyendas de Rómulo y Remo. Pero las leyendas más antiguas de Roma no podían compararse con las aún más antiguas historias de Israel. Romanos 13 pone la autoridad de César bajo la autoridad de Dios. La necesidad de exhortar a que no resistir su autoridad es una indicación que sus lectores tenían el deseo de hacerlo, probablemente una resistencia judía como los celotes y otros en Palestina. Pablo sintió la necesidad de explicar que su evangelio subversivo no incluía la anarquía sino la formación de una comunidad de fe en Jesús. César pretendía ser el Rey de las naciones. Pablo dice que Jesús es el gobernador en quien todas las naciones esperan (15.12). Fuente: N. T. Wright, “Paul and Caesar: A New Reading of Romans.”