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No hay variantes en los manuscritos de este versículo. Seguramente tenemos las palabras originales de Santiago aquí. Sin embargo, este versículo es uno de los más difíciles de interpretar en todo el NT. El primer problema es entender lo que dice, y el otro problema es saber a qué texto del AT Santiago 4.5 se refiere.

πρὸς φθόνον ἐπιποθει̂ τὸ πνευ̂μα ὃ κατῴκισεν ἐν ἡμι̂ν

Traducción literal: “A celos anhela el espíritu que él causó habitar en nosotros.”

El problema interpretativo:

  1. ¿“Espíritu” se refiere al Espíritu Santo o al espíritu humano? La Reina Valera pone la palabra en mayúscula, pero no había capitalización en los manuscritos antiguos de la Biblia. Podría referirse al espíritu humano que Dios sopló en el hombre (Gn. 2.7), o el Espíritu Santo que Dios causa morar en cada creyente cristiano.
  2. Gramáticamente en griego “espíritu” podría ser el sujeto o el objeto de la oración. Es el sujeto el e/Espíritu o Dios? Es el e/Espíritu que anhela, o Dios que anhela al e/Espíritu?
  3. ¿Se refiere la palabra φθόνον a la envidia del hombre, o al celos de Dios (Ex. 20.5)? En el NT, y en particular en Stg. 3.13-4.3, esta palabra griega siempre se refiere a la envidia humana, y nunca se refiere a Dios.
  4. ¿Cómo se debe traducir ἐπιποθει̂ y πρὸς? ¿“Se inclina hacia” o “Anhela de una manera”? “Se inclina hacia” es más fiel a la preposición πρὸς, mientras que “Anhela de una manera” es más fiel al verbo ἐπιποθει.

Llegamos a tres traducciones principales: #“Dios anhela celosamente al Espíritu que él causó habitar en nosotros.” #“El Espíritu que él causó habitar en nosotros anhela celosamente.” #“El espíritu (humano) que él causó habitar en nosotros se inclina hacia el celos.”

En las primeras dos traducciones, el celo es algo bueno, el celo que Dios tiene para su pueblo. En la última traducción el celo es algo malo, la envidia y codicia del ser humano.

En cualquiera de las primeras dos traducciones, la idea es, “Ustedes no deben amar al mundo (v. 4), cediendo a los deseos y la codicia (vv. 1-3), porque las Escrituras dicen que Dios es celoso.”

En la tercera interpretación, la idea es, “Ustedes no deben amar al mundo (v. 4), cediendo a los deseos y la codicia (vv. 1-3). ¿No saben que las Escrituras nos advierten que el espíritu humano (que Dios puso en el hombre en Gn. 2.7) está inclinado hacia la envidia y los celos?”

El contexto de versículos 1-4 no nos ayudan a interpretar este versículo. Vv. 1-3 hablan de la codicia y los deseos dentro del ser humano—el envidioso espíritu humano. Pero v. 4 habla del celo de Dios: Amar al mundo provoca la enemistad con Dios.

Tentativamente, este autor se inclina hacia la primera traducción. El versículo nos enseña que no debemos tener amistad con el mundo (v. 4) o ceder a los deseos codiciosos que producen conflictos (vv.1-3) porque el Dios que ha puesto su Espíritu Santo en nosotros es un Dios celoso. Se enoja contra los que lo traicionan, prefiriendo al mundo más que a él.

El problema canónico: ¿A qué texto del AT se refiere?

  • Si favoreces una de las primeras dos interpretaciones, hay varias referencias al celo de Dios (Ex. 20.5, 34.14; Zac. 8.2).
  • Si favoreces la tercera interpretación, Gn. 6.1-7 habla del espíritu que Dios puso en el hombre (v. 3) y las inclinaciones pecaminosas en el corazón del hombre (v. 5).
  • Otro texto que menciona el Espíritu y el celo es Nm. 11.29.
  • Pero ningunos de estos textos se parecen mucho a las palabras citadas en Santiago 4.5. Debemos concluir que no es una cita formal de un solo texto del AT, sino un resumen de una verdad que encontramos en el AT.

Moo, 188-191.